Quién no recuerda la manganeta comercial que le hicieron a todo el mundo con los simonkis? Quién de niño no se ilusiono viendo la caja donde venían, que ilustraba una raza de seres marinos, aparentemente extraterrestres, que podíamos criar y reproducir nosotros mismos y que terminaban siendo unas cacas semitransparentes que flotaban en el agua. Quién no puteó y sufrió en carne propia el desengaño de la vida en la mas tierna infancia?
Ese desencanto, estaba basado en una realidad: los simonkis si existían, de hecho eran seres vivos, una especie llamada “Artemia Salina”, que mediante un proceso de criptobiosis, o animación suspendida, podían sobrevivir en el paquete durante casi dos años. En el momento de ser mezclados con el agua, encontraban las condiciones adecuadas de vida, y de pronto, un misterioso halito de vida los despertaba.
O sea, que si bien había un elemento real, la mentira, armada, era el verdadero problema. Que te digan una cosa, enfáticamente, que te prometan lo que luego va a ser nada mas que una mentira, es lo que duele.
Pero nada de esto lo sabia un niño. El niño es inocente, no conoce el dolor de la mentira, de la decepción.
A medida que crecemos, nos damos cuenta que la vida es un compendio de frustraciones, donde la desilusión esta a la orden del día. Fundamentalmente en el amor.
Un poco mareado todavía por el cachetazo de desayunarme que los simonkis se metieron en mi vida, en mi alma, noto que a pesar de ir en línea recta hacia los 40, aparentemente sigo siendo el niño que soñaba con los seres marinos en su pecera.
Considerando las opciones de vomitar mi resentimiento, dolor, ira, odio y frustración, provocadas por mis simonkis personales, pensé que lo mejor era entrevistar a una eminencia. A un conocedor experto en todos los ámbitos de la vida, y que seguramente correría el velo de este dilema. Partió entonces, una delegación periodística del blog de Die Chancho Alado Ansammlung, encabezada por el talentoso periodista Quique Bochi, a entrevistar al Maestro Dami Swamishagradinami.
A continuación, reproducimos la escueta, pero reveladora entrevista sobre el tema de mi nota de hace un tiempo, reivindicando la frase Amor Omnia Vincit.
Quique Bochi: Maestro, queríamos preguntarle sobre la note que escribiera un miembro de nuestro ensamble, Damián Verzini, sobre que el amor todo lo vence. Aquella frase de San Agustín: “Amor Omnia Vincit”. Usted que opina, en su infinita sabiduría, al respecto?.
Dami Swamishagradinami: Si, la leí. Indudablemente este muchacho Verzini es un pelotudo. Todo muy lindo con San Agustín, pero no se puede vivir en un mundo de hadas.
QB: Usted piensa, entonces, que no hay veracidad en ese dicho?
DS: Yo pienso que el dicho esta muy bien. Pero esto es como el comunismo; en los papeles todo muy lindo, pero después te das cuenta que es impracticable, y no precisamente por los ideólogos, sino porque el mundo esta lleno de hijos de puta.
QB: O sea que el amor no puede vencer porque la otra parte lo impide?
DS: El amor vence. Pero de que amor hablamos? de el amor de pareja? ahí tenemos un peludo importante, mi hermano. El amor de pareja es como meterse sin botas a una pileta de caca. Tarde o temprano vas a patinar con algo, y no siempre porque vos no quieras. Se entiende?
QB: Hablemos del amor de pareja, Maestro.
DS: Bueno, el problema de Amor Omnia Vincit en la pareja es que el plano real dista mucho del teórico. Se podría hacer una analogía con los experimentos científicos. Usted tiene, un suponer, a dos investigadores suecos, eminencias, que van a probar que el jugo del cardamomo es soluble en caca de pollo. Como lo prueban? Tienen que meter el experimento en un contexto ideal, como el vacío. El vacío es la ausencia total de material en los elementos en un determinado espacio o lugar, o la falta de contenido en el interior de un recipiente. Por extensión, se denomina también vacío a la condición de una región donde la densidad partículas es muy baja, como por ejemplo el espacio interestelar; o la de una cavidad cerrada donde la presión de aire u otros gases es menor que la atmosférica, entendés, Quique?
QB: Si, claro, estoy familiarizado con el concepto de vacío.
DS: Bueno, entonces, ya que sos tan vivo, sabrás que en nuestra realidad, no hay vacío. Vivimos con presión atmosférica, con gravedad, viento, temperatura, y muchas cacas que no podemos controlar. Justamente, y volviendo de la analogía al amor de pareja, las variables son muchas: que te mientan, que te caguen, que jueguen con vos, y finalmente que se te caguen de risa en la cara. El que no ha vivido eso, no ha vivido.
QB: Y entonces, como funciona el amor? Existe realmente.
DS: Mira, Quique, yo eso no lo se, y cada minuto que pasa, me alejo de la idea cinematográfica del amor. Hay una parte de la nota del boludo este de Verzini que esta bien, que comparto. El dice que no habla de mujeres, o sea, manifiesta su apoyo por el amor en su facción mas pura, como por ejemplo el amor madre-hijo, o de hermanos. Eso esta muy bien, ese es el amor que mueve el universo. Lo otro esta cada vez mas viciado, cada vez mas muerto, y sabes por que? porque una persona que pone en el plato de su balanza frivolidades sobre las cosas que son realmente importantes, no sabe amar. Las personas se preocupan más por el aspecto del otro, por lo que dirán sus amigas o amigos, por lo que la sociedad supuestamente acepta, que por cuidar a quien los ama de verdad, a quien daría su vida por cuidarlos, a quien se entrega, y entrega todo. Por eso, pienso que ese tipo de amor, se va extinguiendo, como se extingue el Delfín de Irrawaddy. Y no porque el delfín sea un pelotudo, sino porque el hombre lo caga, le pone redes, lo fulmina explotando dinamita para pescar. Te das cuenta? Que sabe el delfín ese? El delfín es honesto, ama de frente, con errores y aciertos, como todos, hermano. Quien esta libre de mandarse cagadas en la vida o de cometer pelotudeces? Pero por mas buena voluntad que tengas, vas a ver que lo inexplicable, lo doloroso, lo maligno siempre esta.
QB: Como siempre, me deja pensando, sin poder contestarle. Su claridad es apabullante, maestro.
DS: Sabes que pasa, Quique, que yo amé. Amé mucho. Yo cuidé, yo fui muy feliz, y traté de hacer feliz, pero me cagaron de arriba de un pino. Me usaron de forro. Como a todo el mundo, finalmente, no? Creo que hay unos poquísimos afortunados que no saben lo que es eso.
QB: Si, es cierto que, de una manera u otra, todos hemos pasado por eso.
DS: Bueno, entonces todos sabemos lo que duele, y mierda que arde el viento cuando nos agarra solos de noche, no? Parece una llama sobre el desnudo cuerpo de un pequeño faisán. Pero la otra parte, esa se lleva la mejor parte, porque elije estar “mejor”. La otra parte te asesina a sangre fría, por la espalda, y mueve la hoja del cuchillo con saña aun mirándote a los ojos.
QB: Pero afortunadamente la vida sigue, Maestro, siempre podemos levantarnos.
DS: No siempre. Por mas que la vida siga, y que podamos reconstruir ese amor con otra pareja, el desengaño, el dolor, el rechazo es muerte. Ya nunca volvemos a ser los mismos, sobretodo cuando te mienten descaradamente. A veces –la gran mayoría- hay un antes y un después. Y de esa muerte nace otra persona, ni mejor ni peor; otra. Eso de “la vida sigue”, o “el tiempo todo lo cura”, son pelotudeces de autoayuda. Cada uno sabe lo que le duele el tajo.
QB: Maestro, sabemos que su tiempo es sagrado. Creo que nos ha iluminado, una vez mas, con su sabiduría. Le agradecemos infinitamente, y esperamos prontamente volver a ser ungidos con su luz.
DS: Bueno, bueno, tampoco me sobes tanto el lomo que no me vas a culiar. Anda tranquilo, pibe, saludos a todos y decile al Verzini este, que no hay nada que pueda hacer, que esta bien lo que el dice, que abrace a su familia, a su sangre, esos son los que no lo van a lastimar nunca. Ese es el verdadero amor que siempre vence. Y el único.
Abur!
Yo no creo ser un pelotudo, no por esto al menos, y si bien me han dicho muchas veces que debería actuar distinto, y no entregarme, no pienso cambiar. Porque así entiendo yo al amor. Hay cosas que no se pueden mentir. Y algún día, el tiempo va a poner todo en su lugar.
Como dije en aquella nota, con la caldera abierta, seguiré bajando la cabeza y apretando las muelas, cargando con lo que se ponga en el medio.
Porque el toro solo bien se lame.
Finalmente, sigo pensando que no es una mala idea tatuarse en la espalda “Amor Omnia Vincit”.
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