La Mendoza que desconocemos.
Por @chanchoalado
Alda Espinoza Cedillo se hizo profundamente famosa en 1976 al presentarse en todos los medios provinciales argumentando que el padre biológico de su hijo recién nacido era ni más ni menos que Papá Noel, el querido personaje navideño, también conocido como Santa Claus.
La primera reacción de la sociedad fue la burla, la socarronería, luego el repudio, y, finalmente, la conmiseración. Nadie creía la historia de Alda, quien se mantenía firme en su proclama, con una entereza y dignidad asombrosas. Ningún mendocino confió en las palabras de la robusta señora, aun tras escucharla en el programa de mayor rating de aquellos años: “Ganá con Quique”, un magazine de entretenimientos que paralizaba la ciudad de lunes a viernes de 19 a 21hs y que llegó a medir más de 65 puntos en las mediciones privadas. Durante esas dos horas, Alda relató con lujo de detalles su encuentro furtivo con el supuesto icono de la nochebuena, escandalizando a todos con los pormenores, ausentes de eufemismos, de su relación sexual con el barbado anciano. La señora Espinoza Cedillo le confió con pasmosa seguridad a Quique Caldera, conductor del exitoso ciclo, que la nochebuena de 1975, mantuvo relaciones carnales con Papá Noel, producto del exceso de alcohol, cuando la bonachona figura ingreso a su hogar por la chimenea. –Coqueteamos, le ofrecí un poco de Ananá Fizz, el aceptó- dijo Alda con un brillo profundo en los ojos. –Yo ya había bebido mucho, y mis recuerdos son difusos, en mi memoria tengo la suavidad y pilosidad de una barba blanca, un intenso olor, que supuse era de los renos, mezclado con el alcohol, y esa risa… la risa… - Alda rompió en un llanto exasperante. –Nunca podré borrar esa risa grave, maligna, de mi cabeza.
Exactamente 9 meses después, el 25 de Septiembre de 1976, Alda, irrumpió en el Registro Civil de Godoy Cruz y anotó a su primogénito con el nombre de Carlos Eusebio, pero la inoperancia del empleado de aquella repartición fue la culpable de que el apellido que se le adjudicara fuera Noel.
-¿No me dijo que el papá se llama Noel, señora?, ¿cuál es el nombre de pila del padre?
Tras las explicaciones de Alda, el funcionario, que lindaba con la oligofrenia, anotó al pequeño Carlos Eusebio con el apellido Papanuel.
La vida de Carlos Eusebio Papanuel fue un infierno. Su infancia, una plétora de ironías, hostigamiento, golpizas, amenazas y repudio. Una adolescencia en las sombras, alimentando un resentimiento cruel, un dolor terrible en cada navidad, la ignominia y el deshonor ante cada oleada de marketing navideño, desbordante de la imagen de un padre ausente. Comenzó, sin embargo, a contar su verdad. Allá por 1995 fue la estrella de varias emisiones del programa de Mauro Viale, teniendo en vilo al País cuando supuestamente su padre había decidido reconocerlo. Triste y sombrío fue el momento en el que ingresó al estudio de America TV el señor Randolfo Covas Zelaya, chileno de 69 años, mejor conocido como “El viejito pascuero”. Se vivieron momentos tensos, llegando incluso a escenas de pugilato entre Covas Zelaya y el actor transexual Leandro Arana. Luego de eso, nunca más se supo nada sobre Papanuel.
En la Navidad de 2003, en un confuso episodio durante el asalto a la juguetería “Culo de mono”, mueren tres empleados en el tiroteo entre los delincuentes y la policía. Uno de ellos, disfrazado de Santa Claus, es identificado como Carlos Eusebio Papanuel, de 27 años.
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